martes, 2 de septiembre de 2008

Historia incompleta #12 Sin salida

Entonces desperté precipitadamente y me percaté de que Mark, y algunos soldados de "los poderosos", estaban dentro de la casa de madera, esperándonos...

-¡Se os acabó la suerte! ¡Eh, un momento! ¿Dónde está esa alimaña, la que ha desencadenado, la carnicería de ahí fuera?

-Ya no te dará más problemas, a muerto... -dije.

-¡Jajaja! ¿Quería morir como un héroe, no es eso?

-¡Qué más da eso, imbécil, mátanos ya y acaba con todo, joder!

-Mmm, es cierto. Pero no soy yo el que maneja aquí las cartas, y las ordenes son capturarte vivo -entonces se fijó en Alicia, que con una cara manchada de polvo, le devolvió la mirada-, aunque a ésta putita la invité yo...

-¡Atrévete, cabrón! -Alicia levantó su pistola y apuntó a Mark, sin contemplaciones.

La situación se puso tensa, los soldados y Mark, se pusieron nerviosos y todos imitaron, rápidamente a Alicia, levantando sus armas.

-¡Eh, quieta zorra, o te vuelo la cabeza!

-¿Tú y cuantos más, so cobarde? -Mark no respondió a la pregunta de Alicia, hizo un gesto de indiferencia.

-En fin, ¿para cuando va a ser? -pregunté.

-No te haré esperar más.

Más soldados aparecieron por la puerta de entrada, y nos noquearon por la espalda. La huida planificada por John, no había resultado. Nos habían vuelto a capturar, pero ésta vez, me desperté en una especie de calabozo, parecido al antro en el que me había escondido con el verdadero John, pero estaba aun más oscuro y húmedo.

No conseguí ver a Alicia por ningún lado, mis ojos se adaptaron a la oscuridad y fue entonces cuando la vi, inconsciente, en una esquina de la habitación. Me levanté, nuevamente con dolor de cabeza, y me acerqué a ella. Le puse una mano encima y mi mente se trasladó de nuevo, al pasado... Aquellos flash-back, inesperados, me estaban empezando a preocupar...

Sus labios y los mios, se resbalaban entre sí, como el agua sobre los dientes, notaba un dulce sabor a mujer, que me hacía sentir muy hombre. Tenía los ojos bien cerrados saboreando (nunca mejor dicho) la situación. Mis ansias no se contentaron únicamente con sus labios, así que los mios fueron caminando por su cuello lentamente, sintiendo cada poro de su piel húmeda. Mi lengua divagó, por sus hermosos senos desnudos en un arrebato de pasión. No había manera de coger una postura adecuada, las piedras se clavaban como cuchillos. Pero nada hizo que aquel momento se estropeara. Alicia era mía y yo era de ella. Ella accedió a cada petición de mi intranquila lengua. También respondió adecuadamente, causándome gran placer. Pero nada fue comparable al momento en el que me sentí dentro de ella. Creo que hasta las pocas plantas verdes, que allí crecían, respondieron a la situación, con pequeños estímulos y movimientos. Alicia, me apretaba fuerte los brazos, con sus manos. Y gritaba de placer...

-Kevin... -sentí golpes en mi cara-. ¡Kevin! -ahora el golpe fue más grande-. ¡Despierta!

-¿Qué? -abrí los ojos y vi que de nuevo me encontraba en el presente.

-Estabas absorto, ¿en qué pensabas? -dijo Alicia, preocupada.

-...En... -me aclaré la garganta-, pues en como escapar de aquí... -improvisé.

-Amm... ¿y por eso te has empalmado?

-¿Qué? -me miré la entrepierna y era cierto.

-Anda, ven aquí -Alicia me agarró por la camiseta rota, y me comió la boca-, ¡Uff! ¡Joder, como echaba de menos tus besos!

-¡Ja, ja, ja! -por primera vez sonreí con ganas-. ¿Ya no estas enfadada, por irme y dejarte allí sola?

-Sé que lo hiciste para protegerme. Kevin, me enamoré de ti desde el primer instante, en el que apareciste y salvaste a mis amigos y a mí de aquella choza, en llamas, ¿crees que podría enfadarme contigo?

-Bueno no sé qué decir...

-¡Pues que tal un "yo también te quiero" ja, ja! -me miró esperando que lo dijera-. ¡Oh, no, mirad, señores y señoras, aquí tienen al gran y legendario Kevin, el anti-héroe por excelencia, del nuevo siglo, que es capaz de matar a una persona diez mil veces antes de que caiga al suelo, pero que sin embargo, no es capaz de decir te quiero a una mujer! -dijo Alicia irónica e interpretando la situación, como si hubiera más gente allí, con gestos y maneras exageradas-. ¡Sigues siendo un cortado, ja, ja,ja! -me sacó una sonrisa.

-¡Está bien! ¿Que tal si te digo que yo no te quiero?

-Pues...

-... yo te AMO -ahora la que sonrió fue ella.

-¡Ja, ja! Kevin, siempre buscando la sonrisa...

-¡SE ACABÓ LA CHARLA! ¡Tú, el "empalmao", requieren tu presencia! -dijo un soldado abriendo la puerta del calabozo, de repente.

Al fin había llegado el momento de descubrir, que coño se traían entre manos conmigo.

Continuará...

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